El otoño es esa época mágica del año en la que la montaña se pone su pijama de mil colores y te invita a jugar en su patio trasero. Es el momento perfecto para dejar de stalkear a la naturaleza desde tu ventana y empezar a responder a sus llamadas de aventura.
El otoño es la época espectacular para la vista, donde las hojas se ponen más naranjas que el bronceado de un turista en Ibiza y los montañeros sacan sus botas como si fueran a bailar un flamenco en la cima.
Es la forma perfecta para responder al llamado de la montaña, y aquí te contamos por qué, te traemos un recorrido por las actividades de montaña que te harán colgar el «No Molestar» en tu puerta social.
El senderismo es el match perfecto para aquellos que buscan amor a primera vista con la naturaleza. No hay mejor forma de hacer ‘match’ que con un par de botas y un camino lleno de hojas crujientes bajo tus pies.
El senderismo perfecto para tu salud. Caminar entre árboles que compiten por el mejor tono de marrón es el detox digital que todos necesitamos.
Y lo mejor es que no hay malas citas, solo mal equipamiento.
El alpinismo en otoño es el arte de alcanzar alturas que ni tu jefe cuando te pide resultados.
Si buscas ‘likes’, sube una selfie desde la cima.
El alpinismo te pone por encima de los simples mortales, literalmente. Es la actividad perfecta para aquellos que quieren tocar el cielo con las manos y sentirse un poco dioses por un día… o al menos hasta que tengan que bajar a buscar señal para WhatsApp.
Es el momento de demostrar que lo único que te detiene es la falta de montañas más altas.
La escalada no es solo para los amantes de la adrenalina, sino también para aquellos que quieren colgar algo más que un cuadro en la pared. En otoño, las paredes rocosas están menos concurridas, así que no tendrás que hacer cola como en la cafetería de la oficina.
La escalada es para aquellos que toman la frase «subir en la vida» al pie de la letra.
Aquí, cada agarre es un paso hacia la auto-realización y cada caída un ‘meme’ en potencia.
¿Cansado de correr por calles que huelen a fast food y desesperación? El trail running es tu escape hacia la libertad. Aquí, el único humo que inhalarás será el de la niebla matutina entre los árboles, y la única bocina será el grito de un ciervo sorprendido por tu sprint.
El trail running en otoño es como una edición especial de tu reality show favorito: impredecible, emocionante y con mejores vistas.
La marcha nórdica es como caminar, pero con superpoderes. Los palos no solo te ayudan a moverte, sino que también te dan ese aire de explorador intrépido que tanto buscas… aunque solo estés explorando el parque local.
La marcha nórdica es el jazz de los deportes de montaña: elegante, rítmica y con un toque de ‘¿pero esto qué es?’.
No subestimes el poder de un buen par de bastones; pueden ser la diferencia entre un paseo y una aventura.
Las vías ferratas son el ‘swipe left’ a la monotonía. Con un arnés y un casco, te engancharás a esta actividad tanto como te enganchas a revisar las notificaciones del móvil.
Las vías ferratas son como las redes sociales de la montaña: están ahí para conectarte con lo mejor de la naturaleza. Y en otoño, te garantizamos que no hay mejor conexión.
El trekking es esa serie de la que todos hablan y que no puedes dejar de seguir. Cada ruta es un episodio, cada paisaje es un plot twist y cada cima alcanzada es un final de temporada que te deja queriendo más.
El trekking es como el Netflix de los deportes al aire libre, pero en lugar de quedarte en el sofá, te lleva a los mejores escenarios naturales.
Y en otoño, cada episodio es un estreno con hojas crujientes bajo tus pies y un aire que huele a aventura.
Así que ya sabes, este otoño, deja el móvil a un lado (bueno, llévalo por si te pierdes o para Instagram, seamos realistas), y sal a la montaña.
Porque cuando la montaña llama, es de mala educación dejarla en visto. Deja de darle al botón de «snooze» a tu espíritu aventurero.
Es hora de actualizar tu estado a «ocupado siendo increíble en la montaña». Y si alguien te pregunta, diles que estás en una reunión… con la naturaleza.
Francisco Beltrán